Yo no quiero un amor civilizado, con recibos y escena del sofá;
yo no quiero que viajes al pasado y vuelvas del mercado con
ganas de llorar. Yo no quiero vecinas con pucheros; yo no
quiero sembrar, ni compartir; yo no quiero catorce de febrero,
ni cumpleaños feliz. Yo no quiero cargar con tus maletas; yo
no quiero que elijas mi champú; yo no quiero mudarme de
planeta, cortarme la coleta, brindar a tu salud. Yo no
quiero domingos por la tarde; yo no quiero columpio en
el jardín; lo que yo quiero, corazón cobarde, es que
mueras por mí. Y morirme contigo si te matas, y
matarme contigo si te mueres, porque el amor cuando no
muere, mata, porque amores que matan, nunca mueren. Yo no
quiero juntar para mañana, no me pidas llegar a fin de mes;
yo no quiero comerme una manzana dos veces por semana, sin
ganas de comer. Yo no quiero calor de invernadero; yo no
quiero besar tu cicatriz; yo no quiero París con aguacero,
ni Venecia sin ti. No me esperes a las doce en el juzgado;
no me digas "volvamos a empezar"; yo no quiero ni libre ni
ocupado, ni carne ni pecado, ni orgullo ni piedad. Yo no
quiero saber por qué lo hiciste; yo no quiero contigo, ni
sin ti; lo que yo quiero, muchacho de ojos tristes, es que
mueras por mí. Y morirme contigo si te matas, y
matarme contigo si te mueres, porque el amor cuando no
muere, mata, porque amores que matan, nunca mueren.
lunes, 2 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario