sábado, 30 de enero de 2010


Te espero; cuando la noche se haga día, suspiros de esperanzas ya perdidas. No creo que vengas, lo sé, sé que no vendrás. Sé que la distancia te hiere, sé que las noches son más frías. Sé que ya no estás. Creo saber todo de ti. Sé que el día de pronto se te hace noche: sé que sueñas con mi amor, pero no lo dices, sé que soy una idiota al esperarte, pues sé que no vendrás. Te espero cuando miremos al cielo de noche: tu allá, yo aquí, añorando aquellos días en los que un beso marcó la despedida, quizás por el resto de nuestras vidas. Es triste hablar así, cuando el día se me hace de noche, y la luna oculta ese sol tan radiante. Me siento sola, lo sé, nunca supe de nada tanto en mi vida, solo sé que me encuentro muy sola, y que no estoy allí. Mis disculpas por sentir así, nunca mi intención ha sido ofenderte. Nunca soñé con quererte, ni con sentirme así. Mi aire se acaba como agua en el desierto. Mi vida se acorta, pues no te llevo dentro. Mi esperanza de vivir eres tú, y no estoy allí. ¿Por qué no estoy allí?, te preguntarás, ¿Por qué no he tomado ese bus que me llevaría a ti? Porque el mundo que llevo aquí no me permite estar allí. Porque todas las noches me torturo pensando en ti. ¿Por qué no solo me olvido de ti? ¿Por qué no vivo solo así? ¿Por qué no solo...
Hablemos de corazón, las cosas son como son.

Ganas de huir; de no verte ni la sombra, de pensar que esto fue un sueño o una pesadilla, que nunca apareciste, que nunca has existido. Ganas de besarte, de coincidir contigo, de acercarme un poco, y amarrarte en un abrazo, de mirarte a los ojos y decirte bienvenido. Pero llegamos tarde.
Y la tele es un revólver, y el vecino es un caníbal como yo, y hay
tanta gente por la calle disimulando la amargura. Hay tantos lunes,
que los viernes están armando sindicatos. Para acudir a la fortuna
te venden dioses novedosos; para encontrarse la ternura, hay quien
se manda una pastilla. Y este septiembre tan enero, y esta
sonrisa tan llorona
.

Podría caminar en el fuego... para que me quieras como quiero.
Que hasta a veces quisiera parecerme a la mujer que tú crees que soy; para tener motivos, para vivir la vida, para arrancarle un tajo de locura a esta miseria de quererte tanto, y no sirva de nada.

viernes, 29 de enero de 2010

¿Qué me inventaré para decirle al mundo entero si me ven tumbada al suelo y sin más ganas de volar? ¿Cómo escondo este par de alas rotas y las suelas de mis botas cansadas de caminar?

jueves, 28 de enero de 2010

Más herida que asustada, menos triste que atontada. En la
avant-premiere de esta resaca extra large, vos
pedís cambiar
de aire, yo no sé cambiar la cara, vos corrés el doble y yo
te espero la mitad. Siento una
tremenda topadora haciendo la
vertical encima de este corazón. Vendería cara esta derrota,
pero mi coraje
cabe en la pestaña de un ratón... Y tus manos
no me escuchan, y mis labios no quieren ni verte, y mi olvido

no te olvida, y mis miedos me desean suerte, un minuto antes
de dejar de quererte.

Todos sabemos lo que nos merecemos. Todos somos
la paja de nuestros sueños. Todos lloramos
contra algún inodoro, por un amor pifiado que
se hizo moco
. Todos.
Son esos días de vivir con la muerte en la nuca, es esta
epidemia de silencios de nunca acabar. Sería
bien bueno
distraerse tejiendo ternuras, que abran cancha las penas
y un milagro nos saque a bailar.
Todo es tan raro. Nadie
sabe qué precio colgarse en la rifa de la soledad.

Ella se va, no saluda a nadie y se va. Escribe en el espejo
del baño "Los odio, chau". Busca un tren
que la escupa bien
lejos, Ciudad Evita o Madagascar.

Otra tarde como las demás; sin amores, rotos de casualidad,
otro jueves de esos que no se dejan besar. No eran las
esquirlas del rencor, eran telarañas en el corazón, una
flor con lagañas, un desamor sin amor. Hoy que no me
encuentro la nariz, que no me sale ni dormir. No le pongas
miel a la verdad, que si ando muerta, es de tanto resucitar.
Mentira amarga: el vino no ayuda. Me tome un río y seguís acá,
riéndote en esta silla vacía y el mozo en
patas empieza a
baldear. Y es lo de siempre... se dobla y se rompe. De noche,
todo es beso y carnaval,
pero canta el gallo y nos hacemos
maestros en este horrible arte de lastimar. Y ahí vamos, con
este amor
que no va ni a la esquina, buscando ciegos una tabla
en el mar.

Más miedo que rabia; más rabia que inteligencia; más
inteligencia
que huevos; más huevos que historias; más
historias que sueños.
Más roña que sangre; más sangre
que tumbas; más tumbas que cruces; más cruces que cristos;
más cristos que fé, más fé que justicia. M
ás mudos, más ciegos,
más sordos, más viejos, más acostumbrados, más empantanados,
más de lo de ayer, más desorientados, ¿adónde correr en este
bodoque, tan muertos de sed y cuidando el cogote?


Antes de morirme escuché a Zappa que cantaba: "los corazones
rotos son para los imbéciles..." Seguro
tiene razón.