Entre el
espanto que quedó y las cenizas por venir; después del
odio y más acá de tantas ganas de
no estar. Habrá que ser más tercos que el
dolor hasta que
todo este incendio se mude de esquina... Nos dura la sangre en el ojo y tanto hachazo en el ojal, buscamos sombra en los escombros y cornalitos en la red. Habrá
alegrías que vamos a sangrar con la memoria y la saliva espesa; la
lluvia pasa de la mano de esta ciudad por detonar, este país son estos huesos que nadie sabe si enterró... Le patearemos los dientes al horror cuando se enjuagen
los miedos que nos miedan .
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