No me vengas a enfermar la cabeza, no te invites a dormir a mi siesta, no me busques, lo que nunca te encontrás, tengo asuntos que no pienso convidar. Deliciosamente no te soporto, me empalagan tus abrazos de oso, y no me apuestes, que no soy buena jugadora; miento poco, pero cada vez mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario