jueves, 25 de febrero de 2010

Yo sabía que al final tendrían que hacer algo, por qué me duele tanto desde ayer, un dolor diferente, desde más adentro. Y usted, ahí sentado, no ponga esa cara, no se sonría como si me viniera a invitar al cine. Váyase con ella y bésela en el pasillo, tan dormida no estaba la otra tarde cuando usted se enojó con ella porque le había besado aquí. Váyanse los dos, déjenme dormir, durmiendo no me duele tanto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario