domingo, 21 de marzo de 2010

"En la mitad del amor, una vez me dijiste: -Sólo deseo vivir tres años más: hasta los treinta.
Sobre el final de la otra mitad, te pedí: Querida, sé buena, vive, por lo menos, un año más: hasta los treinta y uno.
Así, por días y por años.
Así, por infatigables sucesividades.
Mi amada tiene ahora doscientos veintisiete años. Se conserva igual. Anoche me reiteró lo de siempre. Anoche le pedí lo de siempre, un año más, otro año más. Y accedió, como tantas veces. A todo esto, la gente nos mira con estupor. Nos ve vivir, vivir, vivir.
Algunas personas se han quejado directamente a Dios: argumentan que gozamos de privilegios excesivos. Dios les ha prometido tomar medidas al respecto. Pero, la verdad, no sabe qué hacer.
Se limita a rascarse la cabeza, bostezar y esperar a que ella y yo, apaguemos la luz ."

No hay comentarios:

Publicar un comentario