domingo, 21 de marzo de 2010


"Me mordí las dos manos y lloré tanto que nadie, nadie puede imaginarse lo que llore mientras lo maldecía y lo insultaba y le clavaba un cuchillo en el pecho; cinco, diez, veinte veces, maldiciéndolo cada vez y gozando de lo que sufría y de cómo me suplicaba que lo perdonase por lo que me había hecho.."

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