Nadie sabe entender que quiero amanecer porque amaneces, que quiero anochecer porque anocheces, que quiero sonreír porque sonreís, que tus palabras son mi religión, mi luz tu voz, mi aire tu olor. Nadie sabe entender que quiero darte cada segundo, que quiero crear con vos un mundo en el que nadie nos impida, nos aleje o nos prohiba, en el que nadie juzgue lo que merece la pena o no por alguno de los dos, en el que el tiempo no decida que te vayas o me vaya, en el que sepas que cada trozo de mi vida, cada gesto, cada risa es para vos.
miércoles, 17 de marzo de 2010
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