Dicen que nada es eterno, no hay mal que dure cien años, que lo bueno dura
un rato y que el camino hay que hacerlo. Dicen que el mundo es pañuelo, y
que llorar no es de hombre, entonces ¿a dónde se esconden estas lágrimas
de duelo? Que a la suerte hay que ayudarla, que hay que seguir aunque
duela, que seguro está entre rejas y no pierdan la esperanza. Mientras
sentí que salvabas, me condenaste a tu cuerpo; y puede ser que este cuento
al final quede en la nada. Que la familia es primero y yo que no creo más
nada, con la mirada nublada entré a pedirte consejos. Tantos dichos y en
silencio, el pensamiento ametralla, la procesión va por dentro, mientras
te llueven las balas. Tantos refranes al viento, hacen tocar las campanas;
tal vez ahora sea tiempo de definir la jugada.
domingo, 18 de abril de 2010
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