domingo, 6 de junio de 2010


Pero de a ratos se quedaban tristes y comprendían vagamente que una vez más se habían divertido como recurso extremo contra la melancolía porteña y una vida sin demasiado (¿qué agregar a "demasiado"? Vago malestar en la boca del estómago, el ladrillo negro, como siempre)

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