Mentira amarga: el vino no ayuda. Me tome un río y seguís acá,
riéndote en esta silla vacía y el mozo en patas empieza a
baldear. Y es lo de siempre... se dobla y se rompe. De noche,
todo es beso y carnaval, pero canta el gallo y nos hacemos
maestros en este horrible arte de lastimar. Y ahí vamos, con
este amor que no va ni a la esquina, buscando ciegos una tabla
en el mar.
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